Ramos Mejía - La Matanza

.
Aquel Ramos Mejía de Antaño.:
Eduardo Giménez
Extractos del Capítulo VII

1925 – 26, el pueblo
se transforma en ciudad
.
Cuando en nuestro presente la ciudad de Ramos Mejía nos puebla las alturas con sus altas torres, y donde la gente pareciera interesarse más por su imagen que por su interior, lo que vemos reflejado en sus innumerables salones de belleza y gimnasios, lejana parecen en el tiempo aquellas historias sobre los hechos más relevantes  ocurridos desde antes de su fundación y relatos de antiguos vecinos que se rescatan del olvido en esta obra que nos legara un destacado historiador nacido y habitado en “Ramos”, refiriéndonos a su libro Aquel Ramos Mejía de Antaño, al cual accederemos en esta y en otras oportunidades
.
Esta obra pertenece al historiador Eduardo Giménez
.
.
El 18 de octubre de 1925, la firma inmobiliaria Guerrico & Williams, de la ciudad de Buenos Aires realiza la venta de dos manzanas frente a la estación, iniciando con ello la transformación del villorio en paso a la pujante ciudad de nuestro presente y que así encontramos en la obra del historiador ramense Eduardo Giménez.
.
          -En los diarios de la ciudad de Buenos Aires publicaron el siguiente aviso:
.
"Hoy en Ramos Mejía, a las 15 - 45 lotes - En los mismos bajo carpa. Sobre el andén de la estación 45 lotes en 80 mensualidades sin interés, orden F.C. Oeste. Con frente a la avenida Rivadavia (adoquinado pago), Avenida de Mayo, Bartolomé Mitre, Moreno y Bolívar. Todos los lotes tienen 10 metros de frente como mínimum y sus superficies varían de 200 a 396 metros cuadrados (266 a 528 v/c). Son sin discusión, los mejores terrenos de la localidad, con 140 trenes eléctricos diarios, que hacen el servicio a Plaza de Mayo en combinación con el subterráneo, en 24 minutos. Venta sin base, a tanto los 75 decímetros cuadrados (vara cuadrada). Escrituras una vez pagas 30 mensualidades, ante el escribano don Federico Isla. El domingo 18 de octubre, a las 15, sobre los mismos terrenos. Condiciones de pago: 3 mensualidades de seña y nuestra comisión del 2% en el acto del remate, otras 3 mensualidades dentro de las 48 horas al recibir la libreta y las 74 restantes en la Tesorería del Ferrocarril Oeste (Estación Once de Septiembre) del 1o al 10 de cada mes, desde el 1o de Enero de 1926.
Informes y planos en nuestra casa, Carlos Pellegrini 1042. U. T. 41 Plaza 0052 - Guerrico y Williams."
.
El lunes siguiente al día del remate, la firma interviniente informa que: "En Ramos Mejía, frente al andén  de  la  estación  se  vendieron totalmente los 45 lotes anunciados en 80 mensualidades por cuenta y orden del F.C. Oeste, habiéndose obtenido los precios siguientes: Con frente a la avenida Rivadavia (adoquinado pago) desde $ 34,66 hasta 66,66 el metro cuadrado. Con frente a la avenida de Mayo $ 42,66 el metro cuadrado. Con frente a la calle Moreno desde $ 22,66 hasta $ 28 el metro cuadrado. Con frente a la calle Bolívar desde $ 28 hasta $ 44 el metro cuadrado. Con frente a la calle Bartolomé Mitre desde $ 16 hasta 34,66 el metro cuadrado. Importe total de la venta $ 502.480,88. Promedio $ 35,37 el metro cuadrado.
.-----------------------------.-.--------------------
Compradores: Observemos aquí la instalación en el lugar de estos antiguos apellidos ramenses:---.
.--------------------
         Dr. Domingo Rocca, Vicente Pasciullo, Eduardo Elisabe, Dr. Esteban Adano, Arturo Pantí, Ernesto Vaccaro, Juan Globo, Mansueto F. Tarletta, R. A. Sánchez, Sta. B. Keller, Víctor Piégari, M. Mendivil, T. González (en comisión), Narciso Perich, Pedro J. Cambiasso, Miguel Oscar, Rodolfo Gigena, Dr. Ramón Albesa, Juan Cardozo, Juan Espina, Bogani Hnos., Eugenio Aramburo, Gabriel Ferrazi (en comisión), Barassi Hnos., Modesto Dautel, Juan Luoni, Próspero Pangaro, Felipe A. Ferrari, José Polano, Eduardo Romanelli, Mario Rueck, Bernardo S. Estévez, Simón Emilio, Pedro Selinelli, y otros."

.
Contrariamente a lo informado por el rematador en el sentido  de que se vendieron todos los lotes de las dos manzanas que nos ocupan, lo cierto es que dos de las parcelas fueron donadas por el Ferrocarril Oeste para la construcción de la Casa de Auxilio, sobre la Avenida de Mayo, y dos continuaron en su poder hasta 1940, en que pasaron al patrimonio de la Municipalidad de la Matanza, sobre la esquina con la calle Belgrano, donde se instalaría más adelante la Casa de la Cultura.
.
Esta última cesión se concretó a raíz de un convenio aprobado por Ordenanza Municipal Nº 600, promulga-da el 17 de febrero de 1940. El Ferrocarril Oeste cedió esas parcelas, con una superficie total de 550,25 m2, a la Comuna, y ésta en compensación reconstruyó las veredas de la estación, sobre Rivadavia y las calles Alem y Ardoino, entre la avenida de Mayo y Moreno. También se hizo cargo la Municipalidad del cambio o mejoramiento del cerco de alambrado existente en los tramos antes citados y de suministrar, durante veinte años y en forma gratuita, el agua necesaria para la estación Ramos Mejía y los pasos a nivel en los dos extremos de la estación.
.
Algunos de los flamantes propietarios abonaron al contado, o por lo menos las treinta cuotas necesarias para escriturar de inmediato, y comenzaron próntamente a levantar importantes edificios. Dos de ellos llamaron la atención por su trascendencia: el Mercado, con 30 puestos, cámara frigorífica y fábrica de hielo en barras anexas, que abarcó en galería desde la Avenida Rivadavia al 14.050 hasta la calle Belgrano, propiedad de D. Modesto Dautel, y el Cine-Teatro Ramos Mejía, del doctor Esteban Adano, en Rivadavia 13.956.
.
El mercado permitió erradicar la feria que funcionaba en ese lugar, sobre la acera sur de la avenida Rivadavia, dos días a la semana, la cual había suscitado en su tiempo muchas quejas del vecindario, porque no reunía buenas condiciones de higiene y no cumplía con los fines que motivaron su creación: abaratar precios y competir por una mejor calidad. La carne que se vendía en esa feria provenía del matadero situado en  Triunvirato  y  Brandsen,  y  el funcionamiento de éste también fue muy criticado "pues se sacrifican animales de cualesquier clase y estado sanitarios" y  "la inspección veterinaria es nominal, ya que se costea un técnico cuyos servicios no se conocen. Además funcionan mataderos clandestinos a la vista de todo el vecindario" (año 1925)*.
.
Recordemos de paso que hasta 1918 Ramos Mejía tuvo su hipódromo, muy cerca del matadero antes mencionado. Las carreras se desarrollaban sobre la calle Brandsen y la llegada era en el cruce de esa calle y Alvarado.
.
Otros comercios que abrieron sus puertas en las dos manzanas subastadas frente a la estación fueron: sobre Rivadavia al 14.000 la zapatería de Domingo Berro, fundada en 1919, que se trasladó allí desde su anterior ubicación en Rivadavia al 13.800, casi Moreno; la confitería y venta de helados de Daniel Della Maestra, y la librería de Gabriel y Jorge Ferrazi. En la cuadra anterior (Rivadavia al 13.900), además del cine-teatro, encontramos la Farmacia Giovo y la Cervecería Africana, de Espina. Sobre Moreno hallamos la sastrería a medida del señor Tamburri, y en la cuadra de Bolívar que va desde Rivadavia a Belgrano, el bazar de Salvador Arroyo y la peluquería para hombres de Víctor Piégari. Sobre la misma vereda este de esta última cuadra, la Compañía de Electricidad Provincial (CEP), instaló la administración y un pequeño comercio donde promocionaba y vendía artefactos eléctricos para el hogar (planchas, ventiladores, cocinas, etc.), en cuotas que eran incluidas en la factura por consumo mensual de electricidad.
.
------En 1926, año siguiente al del remate que comentamos, se inició el adoquinado de varias calles al norte de la estación y en las cuadras situadas alrededor de la plaza. Al sur de Rivadavia se procedió a adoquinar las calles Bolívar (hasta Castelli) y San Martín y Las Heras (hasta Lascano). El costo de estos trabajos no fue trasladado a los vecinos, pues se hizo cargo del mismo el erario público.   --------
.
Pero las obras más importantes en esta materia se concretaron entre 1930 y 1931, cuando se pavimentó con hormigón armado el resto de las calles hasta un radio de diez cuadras desde la estación, con un total de 242 cuadras. Los trabajos avanzaron a razón de 1000 m2 por día, es decir unas 25 cuadras por mes. Simultáneamente se hicieron las veredas, con baldosas de cemento de 20 por 20 cm., y se procedió al arbolado de las calles, con plátanos en su casi totalidad, lo que dio al pueblo un aspecto uniforme muy estético.
.
La firma adjudicataria de esos trabajos fue la Empresa Constructora Pauling Argentina, que abrió una pequeña oficina de cobranzas en la calle Ricchieri, frente a la plaza, donde los propietarios frentistas concurrían a abonar el costo resultante, en 120 mensualidades y 7
% de interés, munidos de una libreta de pago conformada por la Municipalidad. El costo fue fijado en $ 14,42 el mde pavimento, y el de las aceras en $ 6,60 el m2.
.
La Avenida de Mayo se pavimentó poco tiempo más tarde, hasta la localidad de San Justo, con dos calzadas de doble vía separadas por un cantero central hasta la calle Alvarado, en el que se plantaron numerosos tilos, arbustos decorativos y en los primeros cien metros desde Rivadavia, gran profusión de especies florales.  Este  elegante bulevar,  donde también se habían instalado cómodos bancos de plaza, constituyendo un hermoso lugar de paseo, fue lamentablemente transformado en el año 1969, cuando se eliminaron los canteros centrales, ante la necesidad invocada por las autoridades de agilizar el tránsito vehicular.
..
Otros trabajos que entonces se encararon fueron el entubamiento de los dos arroyos o zanjones que atravesaban Ramos Mejía, “La catanga”, que originariamente servía de límite entre los municipios de Morón (al norte) y de La Matanza (al sur), corría a la altura de la avenida Gaona y en forma paralela a ésta, y “El Maldonado”. Cuando el gran zanjón situado a pocas cuadras al norte de la estación, se salía de su cauce por alguna tormenta, inundaba los alrededores,  entraba el agua en las viviendas cercanas y dejaba una traza de suciedad en las paredes. Después los vecinos afectados debían poner a orear los colchones y todo aquello que quedase húmedo. Esto sucedía cíclicamente. Algo parecido ocurría con el otro zanjón, en la parte sur del pueblo, pero sus efectos no eran desastrosos.
.
Hasta que por fin llegó la solución tan anhelada por la población. Comenzaron las excavadoras a levantar montañas de tierra colorada y se tendieron enormes tubos de cemento. Mientras se ejecutaban las obras, algunos vecinos sobornaban a los obreros para que de noche y en forma subrepticia conectaran las cañerías cloacales de sus casas a esos grandes tubos. Recordemos que entonces no existía la red de desagüe pública y se debía recurrir periódicamente al desagote de los pozos ciegos mediante los fastidiosos carros atmosféricos.
.
Un día domingo visitamos esas obras del Maldonado con un grupo de amigos, todos niños en busca de aventuras. La cuadrilla no trabajaba y los tubos ya estaban tendidos en el lecho excavado. A través de una boca de inspección bajamos a su interior que aún no recibía las aguas del arroyo, y en nuestro encantamiento creímos haber descendido a la cueva de Montesinos. También se procedió en esos años al ensanche y pavimentación de la avenida Rivadavia
.-  --------------
----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
 CONTINUARA

===========================================================================